Por Exequiel Sanhueza Yáñez*

En la historia de la humanidad, la población ha sido azotada por diversas epidemias y pandemias; unas con mayores consecuencias que otras, pero siempre dejando un alto porcentaje de letalidad. También, han existido otro tipo de crisis, como la petrolera en octubre de 1973 generada a raíz de la guerra de Israel contra Egipto y Siria; la crisis financiera de octubre de 1987, día en que se desplomaron las más importantes bolsas del mundo; la crisis de julio de 1997 que produjo el desplome del milagro asiático; la de los ataques terroristas a Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001, que cambió nuestra forma de volar, y por último la más reciente, la crisis de septiembre de 2008, donde producto de la quiebra del gigante financiero Lehman Brothers, se generó una pronunciada caída de los grandes indicadores económicos.

Sin embargo, la actual pandemia del Covid-19 ha dejado estragos en el mundo generando un problema político y social, cuyas consecuencias aún están por verse. En lo inmediato, esta emergencia sanitaria ha generado un impresionante impacto en el mundo de la aviación comercial, con cerca de 20 mil aeronaves en tierra y millares de desempleados, tanto en la industria aeronáutica, como también en la industria del turismo.

Los estados, cual más cual menos, están apoyando a los operadores aéreos. IATA está trabajando con los diferentes gobiernos, para volver a poner en pie a esta industria de la manera más segura, protegiendo tanto a sus pasajeros como a sus tripulaciones de vuelo y de cabina.

Aunque se ha discutido bastante sobre el distanciamiento social dentro de los aviones, ya hay operadores que han señalado que dejarán vacío el asiento del medio. También, se están estudiando protocolos en los aeropuertos que estarían marcando la separación entre pasajeros mientras hacen la fila para el check-in. En algunos aeropuertos, ya se están haciendo test rápidos a los pasajeros antes de embarcar, siempre con la obligación de usar mascarillas, tanto en tierra como en vuelo. Todas estas medidas, son para evitar el contagio del virus en los aviones, sobre todo en momentos como este, donde posibles rebrotes del Covid–19 en el mundo, están aún latentes.

Del mismo modo, los fabricantes de aviones señalan que el sistema de aire acondicionado cuenta con filtros HEPA (High Efficiency Particle Arrester), que eliminan el 99,9% de las partículas como bacterias, hongos y virus del tamaño del coronavirus. Esta evidencia, nos da a entender que la posibilidad de contagio a bordo del avión es muy baja, ya que cada vez que una partícula de aire entra a un avión, demora 2 a 3 minutos en salir.

Pero, ¿Qué pasará con las aeronaves y los pilotos que permanecen en tierra?

Poner en vuelo aeronaves que están tanto tiempo en tierra, significa una ardua labor por parte del personal de mantenimiento como, asimismo, implica un alto costo. Este proceso toma una semana aproximadamente, al menos que la autoridad aeronáutica emita alguna directiva de aero-navegabilidad complementaria, que extienda este proceso en beneficio de la seguridad de vuelo.

En relación a las tripulaciones, estas también deben cumplir con un mínimo de horas de vuelo, asimismo con un número de despegues y aterrizajes. Para ello, los operadores deben re-entrenar a los pilotos para cumplir con las normas aeronáuticas, lo que eventualmente significara el uso de los simuladores de vuelo. Si el operador no tiene simuladores de vuelo en su base de operaciones, deberá hacerlo en centros de entrenamiento lejos de sus países, lo que también significará un tiempo adicional de espera a la apertura de las fronteras y un elevado costo.

Finalmente y en otro aspecto, siendo más objetivo, a pesar del gran peligro que ha presentado este virus para la humanidad, nunca en estas últimas décadas nuestros cielos habían estado tan limpios y libres de los gases de efecto invernadero, que han sido irónicamente tan dañinos para la humanidad. Esta consecuencia, debería ser tomada como punto de partida por los fabricantes de aeronaves, a fin de acelerar los programas de diseño de aeronaves comerciales eléctricas, lo que redundaría en un gran aporte de la industria al cuidado del medioambiente, como consecuencia de esta crisis.

(*) Exequiel Sanhueza, es un Piloto de Transporte de Línea Aérea retirado y actual Profesor del Instituto de Capacitación Aeronáutica- ICA, de la ciudad de Córdoba Argentina.