Por Myriam Gómez* y Jeff Peet, Editor en Jefe de ALA News.
2021 puede ser sin duda, gracias a la esperanza que brinda la vacunación masiva para prevenir mayores contagios por Covid-19 y la gestión de esta pandemia devastadora, un año en el que la industria asume de verdad temas pendientes y, entre ellos, la equidad de género debería ser una prioridad. La aviación debe aprovechar la oportunidad que brinda este reinicio, para asumir este importante desafío y trabajar con la urgencia que supone que, según cifras de IATA, las mujeres ocupan menos del 5% de los cargos de CEO de aerolíneas en el mundo.
Pero, ¿por qué hacerlo? Porque según está el mundo, es esencial. Ignorar este asunto es no velar por la sustentabilidad social de la humanidad. En tiempos en que las mujeres representan más de la mitad de la población planetaria, sencillamente no se les puede marginar de los desafíos que tenemos por delante. Tampoco es sostenible que sólo una mínima parte de la fuerza laboral de muchas empresas, esté integrada por mujeres y aunque ni con la velocidad ni con la visibilidad que quisiéramos, lo anterior ya es una tendencia irreversible.
¿Cómo lograrlo? Con metas ambiciosas y alcanzables. Algo así como lo que está ocurriendo con el calentamiento global, en el sentido de establecer “objetivos-calendario” que se revisen en el camino de manera de cumplirlos, sin desviaciones. Menciono el cambio climático porque las compañías aéreas han estado a la altura de ese desafío, alcanzando un consenso amplio y estableciendo un plan de trabajo que se ha ido cumpliendo y la pandemia no ha sido excusa para que esta actividad deje de ser un rubro comprometido cabalmente, con el cuidado medioambiental. Muy por el contrario.
Es verdad que ya hay un camino recorrido. Hay presencia de distinguidas mujeres en altos cargos, incluso en las Américas. Monika Infante, CEO de Aerodom y Bobbi Wells, Vicepresidenta de Seguridad y Validez Aérea de Operaciones en FedEx, además de Bárbara Dalibard, CEO y Diana Einterz, Presidenta en SITA, son grandes ejemplos. Pero eso no basta y tan sólo por sus exitosas trayectorias es que debemos y podemos avanzar mucho más.
La pandemia ha golpeado mucho más a mujeres que a hombres, por la precariedad laboral en la que se encontraban al inicio de la emergencia sanitaria. Lo que es peor es que se vislumbra que producto de ella, lo más seguro es que se retrocederá en equidad de género porque, en periodos de crisis, las brechas de género tienden a aumentar. Por eso cuando la urgencia se supere, es necesario que la “nueva normalidad”, de verdad nos prepare para estar en un mejor lugar cuando una nueva crisis irrumpa. Eso pasa por echar mano de todos nuestros recursos y no tan solo de aquellos de los que hemos dispuesto hasta ahora. La admirada y hace poco fallecida jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg lo dijo a cabalidad: “Las mujeres deben estar en todos los lugares donde se toman decisiones y no de manera excepcional”.
*Myriam Gómez es Ingeniera Civil Industrial, Directora de Empresas y ONGs, ex Directora Ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile (2014-2018) e integrante de la Fundación Women Corporate Directors.