Fuente: American Airlines
Cheryl Gaymon ha estado volando con American durante 55 años y ocupa el primer lugar en antigüedad en DFW entre aproximadamente 6 mil 400 asistentes de vuelo con base en ese centro. Cuando se incorporó a la empresa en 1967, Estados Unidos estaba en medio del movimiento por los derechos civiles. Los asistentes de vuelo afroamericanos eran pocos y distantes entre sí debido a las barreras sistemáticas que existían anteriormente en las aerolíneas comerciales. A pesar de estas barreras, Cheryl se ganó sus alas.
“Mi tía Carrie nos llevó a mi hermana y a mí al aeropuerto y nos pagó un viaje en helicóptero hasta el edificio de Pan Am y de regreso. Vi a todas estas mujeres en uniforme y pensé: ‘Quiero ser una de ellas’. Mi tía me animó a hacerlo. Vi un anuncio con American que decía ‘Come Fly With Us’ y apliqué”, cuenta Cheryl, quien creció en el norte de Nueva Jersey.
C.R. Smith era Presidente de la aerolínea en ese momento y, después de graduarse, le otorgó a Cheryl y a su clase de auxiliares de vuelo un «amuleto de azafata» de color dorado de American Airlines grabado con sus nombres.
“C. R. Smith nos dio el amuleto y $100, luego nos envió a conquistar los cielos”, agrega.
Cheryl todavía ama los viajes asociados con ser asistente de vuelo. Le ha permitido codearse con todo el mundo, desde personas que vuelan por primera vez hasta varias celebridades y cantantes de renombre mundial. Entre sus viajes normales, se ofreció como voluntaria para volar un puente aéreo de Vietnam, la primera misión de la Flota Aérea de Reserva Civil (CRAF) operada por Estados Unidos.
“Esperábamos hasta casi el amanecer, volábamos a Vietnam, embarcábamos a los pasajeros por escaleras y despegábamos 15 minutos después. Hice unos seis de esos vuelos. Fue muy angustioso”, reconoce.
Ahora, décadas después, las misiones CRAF más recientes han evolucionado, trayendo miles de evacuados a EEUU desde Afganistán.
Cheryl también participó en la contratación del primer asistente de vuelo masculino en American, con quien volaba a menudo y luego fue parte del primer impulso importante para obtener más asistentes de vuelo afroamericanos, en los años 80.
“Estaba muy, muy complacida cuando tuvieron una gran contratación de asistentes de vuelo afroamericanos. Durante años, sería el único miembro del equipo de mi raza en mis viajes. Fue agradable conocer a otras mujeres como yo que perseguían el mismo sueño que el mío”, recuerda.
Si bien Cheryl fue testigo de una gran cantidad de progreso a lo largo de los años con respecto a la diversificación de la fuerza laboral y la forma en que opera la industria, Cheryl enfrentó muchos desafíos en el camino, incluidos comentarios desagradables sobre su cabello y situaciones complejos relativas al alojamiento durante las escalas.
Hoy en día, Cheryl sigue felizmente haciendo el trabajo que ama, pero con muchas menos barreras en su camino. Ser una de las primeras azafatas afroamericanas de American, la convirtió en una contribuyente clave para el progreso que ha logrado la aerolínea y el avance que ha alcanzado la industria en diversidad e inclusión. Cheryl está orgullosa de su condición de creadora de historia y de que muchos más afroamericanos están siendo contratados hoy como asistentes de vuelo gracias al camino que ella ayudó a abrir.