Por José Ricardo Botelho*
Quisiera compartir algunas reflexiones sobre un tema que estamos enfrentando en Brasil y que tiene un profundo impacto en la recuperación de los viajes en el país y la región. Se trata de la obligatoriedad de la inclusión de equipaje en bodega con la compra de los tiquetes aéreos; medida propuesta por el Partido Comunista de Brasil que fue aprobada nuevamente por el Congreso Nacional el pasado mes de mayo y que ahora depende de la sanción del poder ejecutivo.
Con cerca de 10 años trabajando en aviación, he participado personalmente en proyectos que han logrado incentivar en Brasil un mercado más competitivo, abierto y alineado a los estándares globales. En 2017, desde la autoridad aeronáutica ANAC, participé en el proceso que llevó a la aprobación de la desregulación del equipaje para vuelos nacionales e internacionales en el país. Año en que la tarifa doméstica media real (actualizada por la inflación) cerró en 357,16 reales (alrededor de 100 dólares americanos a la tasa de cambio de ese momento), siendo el menor costo registrado desde 2011.
Desde entonces, hemos visto un crecimiento exponencial en el número de pasajeros en el país, solo mermado momentáneamente por las restricciones producto de la pandemia. Aun así, en 2021 algunas compañías superaron el número de pasajeros domésticos de 2019 y, como país, estamos alrededor de un 90% recuperados, reafirmando la necesidad esencial del transporte aéreo en este país de dimensiones continentales. Una necesidad real, pero que aún es sensible a la variable precio.
Aprobar esta medida tendrá un efecto profundamente perjudicial para toda la población en el país, para la economía que intenta recuperarse, para la creación de empleos y oportunidades, para el día a día de las personas que dependen de este medio de transporte, especialmente en las provincias del norte y nordeste del país que dependen de sobremanera de la conectividad aérea.
Es por ello que desde ALTA reiteramos que la aprobación de la obligatoriedad de incluir el equipaje en bodega con la compra de los tiquetes aéreos supone un retroceso en el camino de desarrollo que venimos transitando para democratizar el transporte aéreo y hacerlo un servicio cada vez más inclusivo. La aprobación de esta medida impediría la oferta de niveles tarifarios más asequibles que permiten a más personas acceder a un servicio esencial, seguro y eficiente. Aprobar esta medida implicaría obligar a todos los pasajeros a pagar por un servicio aunque no lo usen, aunque no lo deseen. Sí, pagar un servicio, pues no existe -en ninguna industria- servicios que no representen costos. Debemos encarar la verdad y parar de repetir que el equipaje será gratis.
El hecho de no ver el costo que implica el manejo de equipaje en todas las etapas de vuelo no significa que sea gratis. Actualmente las páginas de las aerolíneas nos permiten elegir entre familias de tarifas que atienden a diferentes niveles de servicio con sus respectivos costos para que sea el pasajero quien elija cuáles servicios desea. Lo que está sucediendo en Brasil hace que todos los pasajeros deban pagar el costo de un servicio -lo deseen o no- sin que puedan elegir una opción más económica.
Esta medida tendría un impacto significativo en el transporte aéreo de carga, que es tan importante para las cadenas de suministro de las cuales la población se beneficia en la cotidianidad. Esto sucede porque el 50% de la carga aérea se transporta en las barrigas de los aviones de pasajeros y debemos considerar que, de aprobarse esta medida, las aerolíneas tendrían que reservar un espacio para el uso de bodega de avión con equipajes incluidos en los tiquetes, pero esto con la incertidumbre de si los pasajeros efectivamente usarán el servicio de equipaje en bodega. Esto mermaría el espacio dedicado a carga y por tanto la disponibilidad para transportar bienes y la rentabilidad.
La rentabilidad en este sentido es un punto que afecta directamente a los pasajeros ya que un número representativo de rutas son rentables no por la venta de tiquetes sino por la carga transportada en el avión y esto tendría un impacto en la conectividad y desarrollo de la malla aérea que lleva oportunidades a lugares incluso remotos.
La población merece el derecho a tener la opción de elegir qué servicios desea consumir, desde qué ordena en un establecimiento de comida, hasta qué servicios desea al momento de su vuelo.
La incertidumbre, la falta de seguridad jurídica y mayores costos ponen a Brasil en un contexto poco competitivo para que más operadores puedan ofrecer más y mejores opciones y que cada vez más personas puedan hacer uso del medio de trasporte más seguro.
Aviación es un importante catalizador de la economía, se trata de un mercado extremadamente dinámico pero sensible a los costos. Una tarifa más cara puede alejar a miles de personas del transporte aéreo y acercarlos a viajes por tierra que pueden tomar hasta el triple del tiempo y que, en algunos casos, es inviable para llegar a ciertos destinos.
Con esta reflexión les invito a todos ser voceros de la información basada en datos. No existen servicios gratuitos. En el cine ordenar una gaseosa tiene un costo, en un hotel la elección de una habitación con ciertas características tiene un costo. En aviación es igual. Elegir qué, cuánto y cómo desea pagar es un derecho de los consumidores y el equipaje es un ejemplo de ello.