Por Marianela Cartagena Muñoz*

¿Cuántas veces hemos escuchado hablar sobre liderazgo? Seguro muchas. Hay varias definiciones de liderazgo, entre las que destaca “la capacidad que tiene un líder de influir, motivar, organizar y llevar a cabo acciones que involucren a una persona o grupo, con un objetivo compartido.  A su vez, la empatía sería “la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en relación a los sentimientos de otra. En tanto, como neuronas espejo se denomina a “cierta clase de neuronas que se activan cuando una persona ejecuta una acción y también cuando esta observa esa u otra acción ejecutada por otro ser vivo,​ especialmente un congénere, por lo que permitirían comprender sentimientos y establecer conexiones importantes entre las personas». Cuando un sujeto observa a otro se produce actividad eléctrica en el cerebro y se activa la señal recibida. Ahora bien, se preguntarán ¿Qué relación hay entre liderazgo, empatía y neuronas espejo? Eso es justamente lo que comentaré a continuación.

Son diversos los estudios que se sustentan en la hipótesis de que las neuronas espejo son las encargadas de producir la empatía. El Doctor Francisco Aboitiz, de la Universidad de Parma, en 1996 estableció que “todo lo que se aprende viviendo en sociedad, en una cultura, se adquiere en gran parte por imitación”.

Otros estudios de neurociencia suponen que las neuronas espejo, juegan un importante rol en las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, como lo son la empatía y la imitación. Este tipo de neuronas permitiría interactuar y comprender mensajes implícitos, facilitando y haciendo expeditas las relaciones entre los seres humanos.

Mientras más desarrolladas están las conexiones entre estas neuronas, más sencilla será la adaptación, incluso entre diferentes culturas. Maravilloso, ¿no?  De este modo, las neuronas espejo se transforman en la clave para el desarrollo de la interacción social, ya que también tendrían la capacidad de predecir, dado que detectan emociones, movimientos e incluso las intenciones que tienen las personas con quienes nos comunicamos.

Estas neuronas hacen un gran trabajo en cada uno de nosotros de forma innata, en milésimas de segundo y esto también es extrapolable al liderazgo que se construye día a día en el trabajo de las tripulaciones de cabina. En esa primera experiencia a bordo, sin duda, los liderazgos serán fundamentales y muy necesarios para quienes están debutando.

No es mi función dar tips o recomendaciones sobre qué hacer para tener un liderazgo y trabajo en equipo óptimos a bordo, ya que quienes están volando en estos momentos en cualquier línea aérea en el mundo, saben muy bien qué hacer en variadas circunstancias. Se trata de personas casi en su totalidad recursivas. Es decir, seres intuitivos, analíticos y también versátiles. Son las experiencias de vuelo las que han terminado de potenciar sus propias habilidades. La idea aquí, es sólo dar a conocer estos conceptos que nos entrega la neurociencia para comprender mejor las conductas propias y la de las personas con quienes interactuamos, en el curso de un vuelo nacional o internacional, ya sean tripulantes, pasajeros, personal de apoyo en tierra y/o personas de otras culturas, en una determinada ruta.

En consecuencia, el mensaje sería algo así como: «atención con las conductas en el primer vuelo de las nuevas auxiliares y también durante el tiempo que sea necesario para construir las experiencias que adquirimos con los años de vuelo. Este aprendizaje, es decisivo en los comportamientos de sus futuros desempeños a bordo.

(*) Marianela Cartagena Muñoz, es Psicóloga de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile, Directora Ejecutiva de MCMSilva consultores y ha desarrollado una extensa carrera en la aviación comercial de su país. Ella puede ser contactada en mcartagena@mcmsilva.cl