Por Marianela Cartagena*

En columnas anteriores comenté que una persona con el sentido de la recursividad bien desarrollado, al ser expuesta a una serie de estímulos o información caótica, es capaz de conjugar los elementos y generar una estructura, entre ellos, para producir un valor. También sabemos que un líder recursivo se nutre de equipos creativos que cuando los lidera, combina sus ideas en forma instantánea, tomando las decisiones precisas, para salir airoso de esa situación.

La recursividad es la habilidad para el uso óptimo de los recursos. Es la capacidad mental para redefinir funciones y usos. Es la cualidad para convertir algo en otra cosa y de lograr nuevas ideas1.

Siguiendo a Michael Charles Corballis (1936-2021), quien cita a René Descartes con “pienso, luego existo” como un ejemplo de pensamiento recursivo, “el pensador se incrusta a sí mismo dentro de su pensamiento. La recursión nos permite concebir nuestras propias mentes y las de los demás. También nos confiere el poder de viajar mentalmente en el tiempo, es decir, la capacidad de incrustar la experiencia del pasado o el futuro imaginado, en nuestra conciencia presente”2.

Vuelo a Isla de Pascua, septiembre de 1978.  En Chile y el mundo hay muchos ejemplos del comportamiento de las tripulaciones de vuelo durante emergencias. Comentaré una experiencia personal de cuando me desempeñaba como “Auxiliar C”, a dos años de haber ingresado a Lan Chile como auxiliar de vuelo. Durante la aproximación y aterrizaje en Isla de Pascua, Chile, ocurrió algo que es más o menos habitual, en cierta época del año: Meteorología de Isla de Pascua reporta a Santiago, que el tiempo (clima) se encuentra inestable (techos bajos con visibilidad reducida).  El vuelo sale desde Santiago con un buen pronóstico y suficiente combustible para regresar a Santiago desde el Punto de no Retorno, por si el aeropuerto Mataveri (IATA: IPC, OACI: SCIP) se encuentra bajo los mínimos de aterrizaje, a la hora estimada de llegada. La decisión se toma al llegar al punto de no retorno, que es el punto más lejos de Santiago desde donde, el avión alcanza a regresar con el combustible remanente. El cálculo del punto de no retorno es variable, depende de: el viento, nivel de vuelo, combustible a bordo, peso del avión, etc. Esto se hace porque la Isla de Pascua no tiene aeropuerto de alternativa, en la eventualidad de no poder aterrizar por condiciones meteorológicas desfavorables.

La ruta fue normal, nuestro vuelo continuó y muy cerca del aeropuerto Mataveri, quedó bajo los mínimos de aterrizaje, con cero visibilidad en la pista. El capitán, con la calma que los caracteriza, avisó a la tripulación que se mantendrían sobre volando la Isla, en espera de mejores condiciones meteorológicas. En vista que las condiciones no mejoraban y se estaba agotando el combustible de reserva, el capitán alertó a la tripulación para preparar la cabina de pasajeros para un Ditching (amarizaje). Este procedimiento es muy peligroso y es el último recurso de emergencia; está considerado dentro de los protocolos en situaciones como la que estábamos viviendo. De modo que, con nuestra mejor sonrisa ante los pasajeros, hicimos los preparativos y mientras el jefe de cabina le reporta al comandante que la cabina de pasajeros y la tripulación estaba preparada para el amarizaje, procedimos a tomar nuestras posiciones de emergencia, mientras el avión daba vueltas y vueltas alrededor de la isla, en espera de que el tiempo mejorara y pudiéramos aterrizar.

Como las condiciones seguían empeorando el comandante nos avisa, por el interfono, que estaban haciendo el último intento de aproximación a la pista; de lo contrario efectuarían el Ditching. Para lo cual habría que alivianar el peso del avión, botando todo el combustible remanente al aire.  Esta vez y con un poco más de susto, lo normal en todo ser humano, hicimos la última revisión de cabina – en especial el abrochado de cinturones – calmando a los pasajeros más tensos.

Más tarde, los capitanes nos relatan que, durante el último giro programado alrededor de la isla, antes de proceder a hacer el Ditching, se despeja un pequeño sector del cabezal de la pista, lo suficiente para que el piloto decida aterrizar de inmediato, informando a la tripulación que “inicia descenso para aterrizar en la pista”.  Es todo lo que yo recuerdo de ese momento.  Gracias a que nosotros y los pasajeros estábamos con nuestros cinturones de seguridad abrochados, no quedamos pegados en el techo, debido al violento aterrizaje. El golpe en la pista fue muchísimo más fuerte – esto es lo usual en estos casos de mala visibilidad – la fuerte frenada nos dejó al borde del final de la pista, luego viene un acantilado y el mar… ¡¡¡Fue indescriptible!!!

En este final feliz sólo tuvimos que esperar la llegada de los buses del aeropuerto, porque luego de este aterrizaje impactado, el avión debe tener una inspección por posibles daños en el tren de aterrizaje, neumáticos reventados, etc.  Los aplausos de los pasajeros fueron un premio a nuestro trabajo en equipo – liderazgo del comandante del vuelo – recursividad de toda la tripulación, incluidos los pasajeros, quienes participaron también, teniendo un comportamiento ejemplar para una situación de esa índole.

En definitiva la recursividad no requiere dedicación ni metodología como la creatividad3, lo que sí se requiere es de habilidades tales como: tolerancia a la frustración, perseverancia, flexibilidad, proactividad, asertividad, persuasión, credibilidad, compromiso y entusiasmo, más un plus de algunas virtudes ubicuas como sabiduría y conocimiento, coraje y templanza. También, necesita que alguien la descubra en la persona y se lo diga, dado que no es un concepto conocido, ni de moda, pero que, en mi opinión, sí está bien desarrollada en las tripulaciones de vuelo, en casi todos los emprendedores y en personas que han estado sometidas a trabajos exigentes y contra reloj. Una característica notable, en esas personas, es su resiliencia, porque se caen, se paran y vuelven a empezar, sin rumiar su pasado, ni quejarse del presente, como tampoco temer al futuro. Son personas que tienen un sueño y van tras de él, lo tienen, en forma intuitiva o por participar en talleres de autoconocimiento por ejemplo. Además, ellas cuentan con una clara visión de futuro, con una planificación estratégica de corto, mediano y largo plazo, bastante definida.

La buena noticia: Todos nacemos con el potencial (patrón) de recursividad, al igual que el de creatividad, que es un talento muy importante y que podría ser un paso previo. Sólo tenemos que desarrollarlo, aportando resultados exitosos con los cuales podamos “contribuir a construir un mundo mejor”.

  1. Carlos Alberto González “Indicadores de Creatividad”. Ed. U. Nacional de Colombia 1997.
  2. Michael Charles Corballis – 1936/2021 – Psicólogo y autor neozelandés y canadiense, profesor emérito en el Departamento de Psicología de la Universidad de Auckland.
  3. Alejandro Schnarch Kirberg, en “Creatividad para un Mundo Mejor”
(*) Marianela Cartagena Muñoz, es Psicóloga de la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile, Directora Ejecutiva de MCMSilva consultores y ha desarrollado una extensa carrera en la aviación comercial de su país. Ella puede ser contactada en mcartagena@mcmsilva.cl