Por Marianela Cartagena Muñoz*
Albert Einstein sostuvo que «en tiempos de crisis la imaginación está por encima del conocimiento”1 Así como la creatividad requiere de dedicación, habilidades, metodología y autoconfianza2, en el caso de la Recursividad tenemos que agregar otras habilidades actitudinales tales como: Tolerancia a la frustración, perseverancia, flexibilidad, proactividad, asertividad, persuasión, credibilidad, compromiso y entusiasmo, más un plus de algunas virtudes ubicuas como sabiduría y conocimiento, coraje y templanza.
El Líder Recursivo se nutre de equipos creativos, que lo llevan -en una suerte de investigación/acción- a combinar esas ideas en forma instantánea, en un momento de caos y a tomar las decisiones precisas, para salir airoso de esa u otras situaciones en el futuro.
Creatividad y recursividad tienen en común que ambas rompen los patrones que:
- Rigen la actividad del cerebro de cada persona; combinan conceptos;
- mezclan cosas aparentemente diferentes, pero que a la base tienen una pauta que los conecta y desarrollan hábitos de neuroplasticidad que les permiten crear nuevas conexiones neuronales.
En el mundo hay muchos ejemplos del comportamiento de las tripulaciones de vuelo durante emergencias. A continuación, transcribo una experiencia, en vuelo, del Comandante de Aeronave, señor Marcelo Canobra Álvarez, – Piloto de Transporte de Línea Aérea – en Lan Chile, que gentilmente me hizo llegar hace unos días.
Vuelo a Miami – 22 de junio de 1987
El Comandante de Aeronave, señor Marcelo Canobra Álvarez, nos relata: “Nos dirigíamos al Aeropuerto Internacional de Miami, en un vuelo de rutina e itinerario desde Santiago de Chile, en un moderno avión Boeing 767, de última generación, con 200 pasajeros, 8 tripulantes de cabina y 3 pilotos en el cockpit, donde me encontraba volando con los Capitanes Leonardo Siña, en el puesto del primer oficial, el Capitán René Domínguez, sentado en el asiento del observador y yo como Comandante del vuelo sentado al lado izquierdo. El vuelo estaba programado con 08:10 horas de vuelo, con muy buenas condiciones de tiempo en ruta.
Un año antes del vuelo, los pilotos habían sido entrenados satisfactoriamente en la fábrica de Boeing en Seattle, estado de Washington, de acuerdo con todos los protocolos de entrenamiento autorizados por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), del fabricante del avión y del estándar de la industria. Es decir, habían sido entrenados para sus labores específicas en el avión y también para actuar en casos de emergencia en vuelo y en tierra, en todos los posibles escenarios.
Un mes antes del vuelo el Comandante Marcelo Canobra, como miembro del Rotary Club Vitacura, en Santiago de Chile, asistió a un evento de obra social en una escuelita de Lo Barnechea, donde niños con diferentes discapacidades mentales reciben una educación especial. Durante el evento, observa que los profesores tratan con cierta dureza a los niños, dándoles ordenes cortas y precisas. Al consultar con los profesores, estos le indican que es la única solución, ya que los niños tienen su mente ocupada en algún problema y no los escuchan, así que la única forma que tienes para hablar con ellos y que les obedezcan es hablar fuerte y corto.
En esos tiempos las medidas de seguridad de ingreso al cockpit eran muy precarias. Las puertas no eran blindadas, tenían un pequeño pestillo y no había un procedimiento de ingreso. Alrededor de tres horas, después del despegue y estando en las cercanías de Lima, nos disponíamos a solicitar nuestra cena a la tripulación de cabina cuando, repentinamente, un pasajero irrumpe entrando en la cabina de pilotos, diciendo: “Regresemos a Santiago, tengo que ver a mis hijas”. De inmediato inicio un diálogo con el pasajero, tratando de persuadirlo de su intento. Observo que no escucha o no entiende mis argumentos, a pesar que se los repito muchas veces: “No tenemos combustible para regresar; Es imposible acceder a su solicitud; Regrese desde Miami, al siguiente día”. Me doy cuenta de que no hay ninguna acción a mi solicitud y como el pasajero estaba totalmente fuera de control, recordé las instrucciones de las profesoras de la escuela diferencial de lo Barnechea, que debía actuar dando órdenes cortas y fuertes; así que le dije, poniéndome de pie: “¡No, sal, fuera!” De inmediato empezó a retroceder y salió del cockpit. Cerrando la puerta de inmediato y después de un largo suspiro de alivio, comencé a investigar lo que había sucedido, ante el asombro de mis colegas, que no podían creer lo que había hecho: Sacarlo de la cabina con tres gritos.
Se informa a Control de vuelo de Lan Chile de Santiago lo sucedido y después de una investigación supimos que el pasajero disruptivo era de nacionalidad española y que había sido expulsado de Chile por ser agresivo. Había llegado de España buscando a su expareja y dos hijas, pero que en forma violenta había roto los muebles de su domicilio y al llegar la policía él los había agredido, así que decidieron expulsarlo en un vuelo a Madrid vía Miami. Esta información no fue entregada al Comandante del vuelo, sino que la Policía entregó a este pasajero a una tripulante de cabina.
Se decide continuar el vuelo a Miami, con la puerta del cockpit cerrada y sin alimentación para la tripulación de mando. Alertamos a las autoridades americanas, aterrizamos en el aeropuerto de Miami. Los pasajeros permanecen sentados mientras las autoridades tratan de desembarcar el pasajero disruptivo del avión, quien agrede a dos oficiales con golpes de karate. Finalmente es reducido con la participación de otros oficiales y trasladado a una sala en tránsito, impidiéndole el ingreso a Estados Unidos.
Conclusión: Los pasajeros disruptivos son realmente un peligro para la aviación comercial y no forman parte del entrenamiento para las tripulaciones. Es imprescindible que la tripulación y en especial el comandante de la aeronave, sea una persona recursiva, para que logre un manejo de las emociones básicas por sobre el promedio y este debe ser un requisito en la selección de los tripulantes.
Marcelo Canobra – Piloto de Transporte de Línea Aérea
La recursividad es un estilo de vida, una forma de ser en el mundo, que tiene en su base un sistema de creencias o red de convicciones, que se integran y organizan en tres niveles – Las creencias como base de la actitud, la que a su vez subyace a las intenciones, que dan lugar a la conducta/comportamiento, en un momento de caos, con resultados exitosos.